jueves, 31 de mayo de 2012

Cruzar



Llegas corriendo al cruce de la Castellana en la Glorieta de Emilio Castelar, esta ámbar, aceleras pero se torna rojo demasiado rápido, un segundo antes y hubieses cruzado!!! frenas en seco delante del paso de cebra.

Joder que no llego a la puta reunión!!!! nueve en punto y no puedes permitirte llegar tarde, eres Director pero los que te esperan lo son mucho más, por haber hay hasta un par de Consejeros y todos con esos apellidos tan largos que siempre añoraste. Llevas un año preparando la reunión para presentar el proyecto, has revisado mil veces cada punto del Plan Estratégico (con beneficios al tercer año, como todos), preparaste el Plan de Marketing perfecto, cada argumento para cada punto débil y cada énfasis para cada punto fuerte… aun sigue rojo el puto muñeco, la cabeza te va a cien, en 60 segundos 100 flashes de como será la reunión pasan por tu cabeza y decides que 5 no te gustan y cambias el enfoque, otra vez más cambias, otra de tantas durante estos largos meses de jornadas interminables y sueños escasos. Nació tu hija pero no pudiste ir, la reunión de Londres era más importante y no podías volver, tu mujer Lucia digo Ana ha tenido mucha paciencia porque en un año apenas os visteis, apenas la besaste y olvidaste la ultima vez que os abrazasteis desnudos, ella lo entiende te dices seguro… pero todavía en rojo, que pasa aquí. Miras la hora en tu Hublot de dos mil euros, y siguen siendo las 9, bueno y 2 minutos, no pasa el tiempo o que! miras al frente y ves el ático del despacho del Presidente, allí estarás algún día como te prometiste desde los 23, todo tu esfuerzo y ahora a solo un cruce de la reunión que te puede llevar a un despacho cerca de allí, piensas; dos secretarias, Visa sin limite, BMW serie 7 con chófer, acceso al avión privado de la empresa, la piel se te pone de gallina  y todo eso ahí enfrente ,casi lo puedes tocar… pero el semáforo sigue en rojo, mierda vas a llegar tarde…

“Jajajaja” se oye una risa, te giras, es de un niño de unos 9 años que va de la mano de su abuelo, se le nota feliz, sonríe, es increíble como mira a su abuelo con esa expresión de admiración sincera que olvidaste entre tanto trato áspero en el trabajo, “Te quiero” oyes detrás, un chico habla por el móvil con su novia y se le ve feliz, enamorado, con ese punto de inocencia e inconsciencia juvenil, detrás del enamorado pipiolo, justo en el cruce de la vía de servicio hay un malabarista de unos ventitantos en plena actuación, las mazas vuelan en el aire en una demostración de dominio sobre lo imposible que te asombra, reparas en él y tras un maquillaje liviano vislumbras una amplia sonrisa, las mazas no le pesan, se le ve feliz, en paz y no llegas a entender porque.

Por fin verde! sales corriendo, oyes un grito, vuelves a mirar y te das cuenta que solo creíste ver el muñeco verde, porque realmente sigue rojo, entonces oyes un frenazo estridente, giras tu cabeza a la izquierda y un BMW X5 enorme te va a impactar de lleno. Cierras los ojos… recuerdas la risa del niño, el “te quiero” del joven, la sonrisa del malabarista, los besos olvidados de tu mujer y su precioso cuerpo desnudo y sobre todo te acuerdas de tu hija Alexandra… y el alma se te rompe porque no la volverás a ver más.

Un segundo después estas en el suelo inmóvil, no oyes nada salvo tu latido apagarse y justo antes de cerrar los ojos intentas recordar porque tenias que cruzar la Castellana.

 
Emilio Castelar




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