miércoles, 25 de enero de 2012

Entrevista a un joven despedido por Telepizza y luego readmitido



¿Puedes contarnos cómo comenzó este proceso de organización?

El 22/10 la empresa decidió despedirme por haber promovido la huelga del 29S y estar impulsando la organización de un Comité de Empresa. [Ver más información sobre el despido de Asier aquí.] La campaña por mi readmisión animó a muchos trabajadores a empezar a moverse clandestinamente. Poco a poco fuimos agrupando trabajadores hasta poder imponer las elecciones sindicales.

¿Qué tipo de empresa es Telepizza?

Telepizza es la principal multinacional español de comida a domicilio. El 70% de la plantilla somos menores de 25 años. La precariedad laboral es altísima, estamos condenados a contratos a tiempo parcial y a un Convenio miserable que ofrece salarios entre 250 y 350 euros para la mayoría (el Salario Mínimo en el Estado español supera los 600). Además no tenemos una representación sindical real. En la delegación de mi ciudad [Zaragoza] trabajamos 333 personas, y no había Comité de Empresa. En otras sí lo hay, pero estos han sido creados por acuerdos entre la patronal y la burocracia sindical de CCOO y UGT. Los delegados son entonces jefes de tienda o encargados pro-empresa. Así a nadie extraña que nuestros “representantes” lleven años firmando retrocesos en condiciones y salario.

¿Cómo enfocasteis la lucha por tu readmisión?

Desde el principio la vinculamos a la lucha por el derecho a organizarnos y a pelear por nuestras reivindicaciones. De esta manera íbamos ampliando una red de apoyos en el interior a partir del trabajo de otros compañeros que habían evitado el despido.

Por otro lado para nosotros era muy importante buscar el apoyo de otros sectores obreros, sobre todo de trabajadores con más tradición. Nos ligamos a activistas de la izquierda sindical de empresas como GM, Jhonson and Control, Lecitrailer, no docentes de la Universidad, HP, Eurocen, LEAR, transporte urbano... y constituimos un frente único permanente con ellos. Todas las acciones que hemos realizado (concentraciones, bloqueos de las centralistas telefónicas, pegadas de carteles...) han contado con su apoyo. Nosotros igualmente hemos participado en todas sus luchas. También en otras ciudades, como Barcelona y Sevilla, logramos que militantes de sindicatos y grupos de izquierda realizaran acciones solidarias.

También buscamos el apoyo de otros sectores sociales. Fue el caso del movimiento estudiantil. El Sindicato de Estudiantes de Izquierdas, junto con el sindicato de trabajadores de la universidad Babel, lanzaron una campaña de boicot en la universidad, pasaron la caja de resistencia por las clases, llevaron estudiantes a las acciones... Y lograron que algunos profesores escribieron un manifiesto universitario en contra del despido que juntó 85 firmas de catedráticos, profesores y trabajadores de la universidad.

¿Qué efectos tuvieron estos apoyos en la plantilla que estaba dentro?

Llenó de moral a muchos trabajadores para dar el paso y organizarse para luchar. Permitió poner a la empresa en jaque, abriéndonos un mayor margen de maniobra, y obligando a muchos jefes de tienda a tener que tolerar forzosamente que muchos de sus trabajadores nos apoyaran. Contactamos con los trabajadores del interior que se solidarizaron contra el despido, reuniendo a cada vez mas jóvenes en asambleas clandestinas en torno a la idea de levantar una Plataforma reivindicativa que luchase por mejorar las condiciones de trabajo. La principal reivindicación ha sido la de volver al Convenio de Hostelería, del que las direcciones de UGT, y más tarde de CCOO, nos sacaron en 1994. Se trata por un lado, de recuperar las mejores condiciones de ese sector, que es el nuestro, y por el otro, y más importante, intentar revertir una de tantas divisiones que se han ido imponiendo a los trabajadores para crear bolsas de mano de obra más barata y precaria y debilitar nuestras fuerzas. Estas ideas han motorizado la unión de los trabajadores para organizarnos y enfrentar los diferentes obstáculos que se nos han presentado.

¿Cómo lograsteis imponer la celebración de las elecciones sindicales?

Decidimos solicitar a CCOO que convocase elecciones sindicales. La legalidad sindical en este país es tan anti-democrática que ningún sindicato que no tenga la condición de “mayoritario” (como son UGT y CCOO) puede convocar elecciones. Para que la izquierda sindical o un sector de trabajadores sin sindicarse en CCOO y UGT puedan promover la organización de los trabajadores necesitan los votos y firmas del 51% de la plantilla reunida en asamblea, algo imposible en sectores con una represión sindical como este. Teníamos que mantener pues una doble clandestinidad, frente a la empresa, y frente a la burocracia, que si hubiese conocido nuestras reivindicaciones nunca hubiera convocado las elecciones.

Nuestro objetivo de máximo era presentarnos por CCOO pero con un programa que cuestionaba las traiciones de sus dirigentes. Esto entraría dentro de la pelea que los trabajadores tenemos que dar por empezar a recuperar nuestras grandes organizaciones. Sin embargo esta pelea se nos abortó antes de poder empezarla. Cuando los compañeros decidimos por mayoría, darnos a conocer y hacer público a todos los trabajadores de las tiendas las reivindicaciones que proponíamos, la dirección de CCOO nos retiro el aval a la lista. Finalmente formamos lista por la CGT, una fuerza de la izquierda sindical.

¿Cómo reaccionaron la empresa y la burocracia sindical?

Lanzó una fuerte campaña contra nosotros. Montó una lista abiertamente patronal bajo las siglas de la UGT, y ayudó a CCOO a que hiciera algo parecido. La patronal y las dos listas de la burocracia formaron una “Santa Alianza” contra nosotros. Calumnias, rumores, mentiras... que sobre todo nos desprestigiaban en tiendas donde no teníamos gente. También hubo amenazas a muchos de los miembros de la lista, ocasionandonos algunas pocas bajas por miedo. Los compañeros respondimos ofensivamente con movilizaciones en el centro de la ciudad denunciando la represión sindical, participando junto con la izquierda sindical en la manifestación contra el pacto social de CCOO y UGT, pasandonos por todas las tiendas a explicar nuestras reivindicaciones y las traiciones que la burocracia de los mayoritarios habían realizado en al empresa y la que acababan de realizar con el Gobierno ... Su objetivo era liquidarnos, que quedáramos como unos locos sin ningún apoyo.

Y finalmente, ¿lo consiguió?

Para nada. Tuvimos que dar una pelea muy a contracorriente. No solo enfrentamos la campaña de la empresa y la burocracia contra nosotros, sino también los efectos más profundos que la política de estos vendidos está teniendo sobre las filas obreras, también sobre las de la juventud trabajadora. Mientras la crisis condena al paro al 40% de los jóvenes, la burocracia sindical llega acuerdos con el Gobierno para aumentar la edad de jubilación..., sembrando así la desmovilización y el escepticismo.

A pesar de todo ello logramos que casi un 30% de la plantilla nos apoyase, quedando como segunda fuerza con 4 delegados. Un buen punto de arranque para continuar profundizando el proceso de organización en nuestra empresa y contribuir desde ahi a fortalecer las filas obreras que nos disponemos a quebar la paz social de Zapatero y la burocracia sindical. Ahora estamos discutiendo con los compañeros impulsar la elección de delegados por tienda y categoría como una manera de fortalecer y extender la organización obrera e intentar controlar a la burocracia sindical, y contribuir desde nuestra sección sindical en Telepizza a la organización y coordinación de más jóvenes trabajadores de otras empresas. [...]



 Lee aquí la noticia sobre el despido de Asier y las condiciones de trabajo en Telepizza.

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