domingo, 10 de julio de 2011

Agencias de (des)calificación

http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/07/10/las-agencias-tienen-culpa-no-toda-la-culpa/


“Crear una agencia europea es delicado, porque las agencias tienen que ser independientes, no sujetas al poder político o público.” -Francisco González, presidente del BBVA-

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Con la SGAE en horas bajas, ya tenemos candidato a heredar su trono de enemigo público número uno: las agencias de calificación. Con la ventaja de que en este caso el malestar está más extendido: ciudadanos, medios y últimamente también gobernantes –aunque por ahora sólo de boquilla-.

Sus nombres son ya parte de la cultura popular: pocos ignoran quiénes son Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch, los tres jinetes del apocalipsis económico a los que hemos colocado en lo más alto de la picota, sobre todo tras sus últimas decisiones.

Es cierto que tienen mucha culpa. Tras avalar la basura financiera durante años, y cuando hay más que indicios de que se han comportado de forma delincuente –aunque la denuncia presentada en España contra ellas duerme en un cajón de la fiscalía-, ahora se dedican a soplar sobre las ascuas de los incendios europeos, poniéndoselo fácil a los buitres financieros.

Pero dicho todo eso, sería muy ingenuo pensar que el problema se acaba con crear una agencia europea que quite poder a las tres grandes. Tal agencia –para la que tampoco vemos mucha prisa- serviría para aliviar tensiones, sí, y obligaría a esos buitres a esforzarse un poco más para forrarse con la desgracia ajena. Pero sin agencias seguiría habiendo especulación, que existe en la deuda pública pero también en los mercados de materias primas, o con los alimentos. Y por cierto: antes de la crisis las agencias ya hicieron lo mismo con otros países, pero sólo cuando se han tirado al cuello de Europa empezamos a verlas como vampiros.

Acabar con el oligopolio criminal de las agencias sería un paso, incluso un buen paso, pero se quedaría en poco sin otros cambios, puesto que sólo son una pieza más de un engranaje que funciona con el único combustible que conoce: la ganancia fácil, el riesgo cuyas consecuencias siempre pagan otros, la búsqueda del beneficio a toda costa. Capitalismo se llama, no sé si les suena el nombre.

Sin las agencias estaríamos mejor, por supuesto, pero no estaríamos bien. Y ya inventarían otra cosa para que no decaiga la fiesta.





http://www.escolar.net/MT/archives/2011/07/las-agencias-de-descalificacion.html


El paso siguiente a que la deuda soberana de un país sea tachada como bono basura es que sus ciudadanos se conviertan también en basura, y pasen al vertedero. O a la incineradora. Las consecuencias de las notas que ponen en sus exámenes las agencias de calificación, su capacidad para crear profecías autocumplidas, son tan graves que no deberían quedar impunes. No son errores, son abusos. Las agencias de calificación repartieron sobresalientes a Lehman Brothers, a los bonos Madoff o a Enron hasta apenas unas horas antes de que quebrasen. Para hablar de pifia, y no de estafa, hay que confiar mucho en la buena voluntad de unas entidades evaluadoras supuestamente independientes, pero que se financian cobrando a los propios evaluados. De creer en la bondad de este curioso modelo, que tantas veces ha fracasado, estaríamos ante el primer negocio conocido donde no siempre se cumplen dos máximas capitalistas: “Quien paga, manda” y “el cliente siempre tiene la razón”.

Lehman pagaba, como Enron. Y al igual que antes fue un gran negocio mirar hacia otro lado cuando todos los bancos de inversión se iban a pique, hoy está siendo un negocio aún mejor incendiar la zona euro para lucrarse después con los disparatados intereses que se ven forzados a pagar para financiarse los ciudadanos lanzados al vertedero. Por eso está muy bien que al fin Europa levante la voz contra estos abusos, que ya están en los tribunales. Aunque, para ser más prácticos, estaría aún mejor que el Banco Central Europeo y las instituciones de la UE dictaran normas que recortasen el poder que ellos mismos dan a estas arbitrarias calificaciones. Está en su mano acabar con este oligopolio para que estas agencias dejen de ser jueces, además de parte.



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